Dejo ir cualquier resistencia y experimento la aceptación.

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Sólo yo sé los planes que tengo para ustedes. Son planes para su bien, y no para su mal, para que tengan un futuro lleno de esperanza.—Jeremías 29:11

Por eso, sean humildes y acepten la autoridad de Dios, pues él es poderoso … Pongan sus preocupaciones en las manos de Dios, pues él tiene cuidado de ustedes.—1 Pedro 5:6-7


Aceptación

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por el Rev. Bil Englehart

Al aceptar, vemos el mundo como realmente es. En resistencia, esperamos cambiar el pasado.

La aceptación suena como fácil de adoptar. Se necesita poco esfuerzo para sentirse espiritual cuando la vida se desarrolla de acuerdo con nuestros deseos. Incluso podemos decir que nos sentimos en sintonía con la vida y afirmar que todo se está desarrollando en orden divino, que todo está bien en el universo.

Sin embargo, tan pronto como las cosas comienzan a ir en otra dirección, no necesariamente en una dirección equivocada, sino en una trayectoria diferente, ¡este concepto se vuelve desafiante!

La mayoría de las veces, la situación con la que estamos batallando se encuentra en el pasado. No obtuvimos el ascenso que deseábamos en el trabajo, alguna relación terminó inesperadamente, la economía se vino abajo o recibimos un diagnóstico médico alarmante. Luego, pasamos rápidamente de la conciencia del vencedor a la conciencia de víctima.

La resistencia y el sufrimiento

En esos momentos, que pueden durar horas, días, años o décadas, recibimos señales inequívocas acerca de la importancia de la aceptación. Esas señales se originan como una conciencia de resistencia y se experimentan como sufrimiento mental y emocional.

A la luz del día, con una mente apacible, podemos ver lo absurdo que es criticar y abatirnos por algo del pasado. En cierto nivel, pensamos que si nos mantenemos enojados y nos obsesionamos con lo que percibimos que está mal, de alguna manera cambiará.

¡Por supuesto que no va a cambiar! No importa cuánto suframos, no podemos regresar y cambiar el pasado.

Nuestro ego puede gritarnos que merecemos estar enojados y guardar rencor. ¿Cuántas veces hemos ensayado mentalmente lo que le diremos a esa persona con la que estamos molestos? ¡No puedo esperar ver a esa persona otra vez y decirle lo que pienso de ella! La verdad es que, cuando estamos en un estado de resistencia, ya hemos regalado nuestra tranquilidad.

Esto no significa que no hemos de buscar cambiar lo que vemos como incorrecto o injusto.

Para asegurarnos de que estamos en el camino para lograr un cambio positivo, necesitamos mantener nuestra energía positiva. No agotemos nuestra energía negándonos o peleando por lo que ha sucedido. Más bien, podemos usar nuestra energía para motivarnos a lograr un nuevo resultado en el futuro.

Aquello que somos nos fortalece, y aquello que nos recriminamos nos derriba.

La resistencia como práctica espiritual

Para ser claros, antes de que podamos estar en un estado de aceptación, tenemos que dejar ir nuestra resistencia a cualquier circunstancia que desencadene resistencia. De hecho, podemos usar la resistencia a nuestro favor como práctica espiritual. Si percibimos resistencia, podemos liberarnos de ella.

Cuando ya no te resistes a la experiencia presente, ya no tienes un motivo para separarte de ella.
—Ken Wilber, La conciencia sin fronteras

La resistencia no es solo cómo nos enfrentamos a grandes situaciones en la vida, es un hábito que se exhibe en todas las cosas, grandes y pequeñas.

Recientemente, me molesté mucho y sentí una tremenda resistencia cuando la carga de la lavadora se desequilibró y no pudo completar el ciclo. ¿Por qué a mí? ¡Odio esta máquina! En esta ocasión la diferencia fue que noté la resistencia.

¡Me reí de mí mismo por permitir que la lavadora alterara mi tranquilidad!

Retrocediendo la piedra de la resistencia

Los invito a tomar conciencia a lo que nos estamos resistiendo. Cuanto más nos aferramos a la resistencia, más fuerte se vuelve. Cuanto antes dejemos de resistir, más fácil será dejarla ir y aceptar la realidad; en este estado, reclamamos nuestra paz.

Ahora, apaciblemente, podemos decidir la mejor resolución para la situación que ha surgido. ¿Cómo elegimos ver la vida?

Estar en un estado de aceptación es ver el mundo como realmente es. Albergar resistencia es luchar con la realidad e intentar evadirla.

La resistencia es como estar sepultados. En la oscuridad no podemos enfocarnos claramente en la acción correcta.

La aceptación quita la piedra de la resistencia suscitando la paz mental e iluminando nuestra conciencia. Entonces, podemos salir a la luz para hacer lo que nos corresponde hacer.

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