Cómo el proceso de mantener un diario visual calmó mi mente mono

Escuché el término “mente mono” por primera vez de una facilitadora de meditación, quien lo utilizó para describir el estado mental que brinca de una cosa a otra. Esa definición me dio risa, pero yo sabía muy bien lo que significaba.

Cuando comencé a meditar, con frecuencia, mi mente utilizaba el tiempo de quietud para saltar de un pensamiento a otro. Creaba y revisaba listas mentales de cosas por hacer. Ideaba proyectos creativos, consideraba algo que alguien había dicho o pensaba en lo que iba a cocinar.

Mis pensamientos parecían los monos de un circo brincando de un trapecio a otro.

Para poder aquietarme y meditar, mi “entrenador de circo” tuvo que darme tácticas de adiestramiento mental.

Encontrar un modo de meditar que funcione

Intenté concentrarme en mi respiración. Funcionó por unos minutos, hasta que mis pensamientos se colaron en mi mente como pequeños nonos ninjas. De la nada, llegaron para surfear las olas de mis inhalaciones y exhalaciones, parloteando sin cesar.

Un amigo me recomendó que intentara la meditación guiada. Lo hice, me dejé llevar por una escena boscosa y serena, crucé un arroyo burbujeante y, de repente, ¡los monos comenzaron a caer de los árboles!

Claramente, yo necesitaba un nuevo plan.

Mi momento de revelación —acerca de cómo lidiar con la mente mono— llegó cuando estaba dibujando. Me di cuenta de que, como artista, ya había experimentado la conciencia del momento presente que estaba tratando de lograr al meditar. Ese día, estaba pintando un paisaje rural lleno de nubes blancas —similares a las que mi maestro de meditación me había dicho que imaginara según dejaba ir pensamientos.

Cuando la primera capa se secaba, me detenía para descansar en ese maravilloso silencio.

Perdiendo noción del tiempo

El tiempo se esfumó y me perdí completamente en el proyecto. Las tres horas que estuve inmersa en el proceso de mezclar y aplicar pinturas sobre el lienzo pasaron como si fueran segundos. Este es el estado que los artistas y atletas definen “estar en el fluir”. Entonces, ¡se me ocurrió darles pinturas a mis monos!

Resulta que a los monos mentales les gusta pintar. De hecho, a mis monos, junto con los otros animales de mi circo, les gustan los crayones, las manualidades, los marcadores y el pegamento con escarcha.

Aprendí esto cuando integré la expresión creativa a mi práctica de meditación. Al principio, hacía un boceto rápido. Antes de que mi mente se reactivara, me sentaba en una silla cómoda, cerraba mis ojos y practicaba la quietud mental.

Poco después de esos primeros intentos de meditación creativa, descubrí el concepto de diarios visuales en The Art Therapy Sourcebook (El libro de consulta de terapia de arte) por Cathy Malchiodi. A diferencia de mi práctica de pintura que se centraba en la creación de un producto determinado, los diarios visuales proporcionaron una forma de arte libre centrada en el proceso. Podría ser desordenada (tanto física como emocionalmente) en la página de mi diario artístico.

Comencé mis sesiones de diario visual con una etapa de liberación. Algunos días, esto significó escribir garabatos que expresaran mis emociones. Otros, necesité un enfoque más táctil, así que agarré la pintura del tubo y utilicé mis dedos para dibujar.

Después de aclarar mi mente, establecía mi intención de oración para esa sesión: gratitud, perdón, conciencia o paz.

Cuando la primera capa se secaba, me detenía para descansar en ese maravilloso silencio. Luego me dejaba llevar del proceso artístico, eligiendo intuitivamente los materiales que iba a utilizar. Permanecía presente, consciente de mis pensamientos y sentimientos a medida que avanzaba.

Con frecuencia, intuía afirmaciones y mensajes y los anotaba. En esas palabras, encontré el consuelo que me llevó de la duda a la comprensión; del miedo a la paz; de un sentido de separación a una conciencia de unidad. Al estar presente y aceptar lo que sucedía en mi vida, pude percibir el espíritu de Dios en todo, incluyéndome a mí.

Mantener un diario visual me mostró que las artes pueden ayudar a procesar tanto la vida interna como la externa, no muy diferente a la práctica de la meditación consciente, pero sin los monos.


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Acerca del autor

Rev. Jeniffer Hutchins es ministra fundadora de Unity Arts Ministry en Kansas City, Missouri. Oradora, líder y facilitadora de retiros, se enfoca en la creatividad como práctica espiritual. Más información (en inglés) en UnityArtsMinistry.org.

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