No importa lo que enfrentes, confía en lo imprevisto —y permite que la vida gane propósito

El refrán “Todo sucede por una razón” se ha dicho tanto que casi se ha convertido en un cliché sin sentido.

Pero piénsalo. Si eligieras buscar la razón de las cosas que preferirías que no sucedieran, ¡imagina todo lo que podrías aprender! ¿Cómo cambiaría eso la forma en que te enfrentas a los desafíos? ¿Cómo cambiaría la vida?

Encontramos lo que buscamos. Si buscamos lecciones y posibilidades, teniendo fe en que sí podemos aprenderlas, la vida se convierte en una de propósito y evolución, sin importar lo que venga. Todo en nuestro viaje se transforma si dejamos ir y dejamos a Dios actuar, otro aforismo muy usado que también es increíblemente poderoso cuando se encarna verdaderamente.

Para mí, eso define la espiritualidad práctica, y yo quiero participar.

El año 2019 comenzó brillante y nuevo con nuestro servicio anual de la Piedra Blanca en nuestra iglesia, una meditación en la que permitimos que llegue a nosotros una palabra guía para todo el año mediante nuestra intuición, los guías o Dios —llámelo como quiera—. Fue una forma de declarar mi intención para ese año.

Vivir "con un propósito" durante tiempos difíciles

La palabra que vino a mi mente fue propósito. Recuerdo haber pensado que siempre trato de vivir "con propósito" y me pareció interesante que necesitara un recordatorio.

Y entonces…

En cuestión de semanas, mi hija, madre de dos niños pequeños, se rompió los huesos de la pierna simplemente al bajar de la acera. Después de su cirugía mayor, pero antes de que la vida mostrara algo parecido a un regreso a la normalidad, mi esposo tuvo una cirugía cardíaca de revascularización cuádruple de emergencia.

Toca, y la puerta se abrirá. Lo hará, no importa a qué puerta llames: a la puerta de la esperanza o a la puerta de la desesperación.

Activé el modo de supervivencia. Haz lo próximo en la lista. No mires demasiado hacia adelante. Respira. Ora. Detente. Sigue. Trabaja. Come. Duerme. Repite.

Y entonces estalló el verdadero horror, una lesión a la vez. Una infección rara y mortal, prima de la tuberculosis y la lepra, se desarrolló debajo de la herida de mi esposo, la cual estaba en proceso de cicatrizar. Se necesitaron meses de hospitalizaciones, múltiples cirugías y dosis casi letales de antibióticos antes de que dijeran que podría sobrevivir. Tal vez.

Y las facturas deben pagarse. Y la familia tiene necesidades. Y vivimos en el sur de Florida. Y ahí viene un huracán.

Y... todo sucede por una razón. ¿Cierto? ¿En serio? ¿Realmente creo eso?

Convertir una crisis de vida en una demostración de fe

Resulta que sí creo en eso. Tuve que declarar mi verdad y recordar mi Fuente, cavando profundamente en mi pozo de fe para dejar ir y dejar a Dios actuar en formas que nunca pensé que podría. Pero lo hice. ¿Y qué encontré?

Significado. Propósito. Amor, mucho amor. Que Dios realmente se desplaza por medio de la gente. Que mi marido es una especie de superhéroe sobrehumano. Que las enfermeras son ángeles en la Tierra. Que mi familia es mucho más fuerte de lo que jamás pensé y que las siestas son un regalo glorioso.

Que mi comunidad de Unity es increíblemente generosa, solidaria, cariñosa y sólida. Que Facebook puede ser un salvavidas. Que la actitud realmente puede hacer una gran diferencia, y que la vida realmente es un regalo. Que los clichés se convierten en clichés porque son ciertos. Que la aceptación es un proceso evolutivo y que incluso una breve meditación de un minuto puede funcionar si es el único tiempo que tienes disponible. Esto fue solo el comienzo.

Debido a que reclamé mi fe, la fe estaba ahí para ser reclamada. Encontré sentido porque insistí en ello. Estaba deseosa de aprender lecciones, y así lo hice. Me dejé sumergir cuando era necesario, confiando en que estaba inmersa en el fluir divino. Las razones abundaban porque busqué razones.


Cómo centrarte rápidamente

Elige una o más acciones para centrarte cuando solo tienes un minuto para aquietarte.

  • Haz una pausa, respira profundamente, libera y deja ir.
  • Pon tus manos sobre el corazón y conéctate.
  • Inhala con Yo soy y exhala en Dios.
  • Mira hacia arriba, literalmente. Observa el cielo por un momento.
  • Quítate los zapatos y párate en la tierra. Siéntela.
  • Llama a un amigo de confianza.
  • Cuenta hasta 60.
  • Comunícate con el Ministerio de Oración de Unity para pedir oración, llamando al 816-969-2020.
  • Piensa en tres cosas que te ayuden a sentir gratitud.

“Creí que podía lograrlo, por lo tanto, lo logré”.

Procesé los sentimientos a medida que vinieron y confié en mi sistema de apoyo. En mi esencia, creía que podía lograrlo, por lo tanto lo logré. Fue increíblemente simple y más que complejo al mismo tiempo. Fue tan fácil que se necesitan muchas vidas para dominarlo.

Para el 2020, mi palabra fue sincronización. Los viajes médicos continuaron para mi hija y mi esposo, y los temas anuales sobre tener una visión clara abundaron, siendo 20/20 una visión perfecta.

Luego vino el COVID-19. ¿Qué es lo que colectivamente necesitábamos ver?

Céntrate. Pausa. Cuida. Respira. Ora. Busca y encontrarás. Encontrarás lo que crees que encontrarás, bueno o malo. Toca, y la puerta se abrirá. Lo hará, no importa a qué puerta llames: a la puerta de la esperanza o a la puerta de la desesperación.

No puedo explicarlo con palabras. Está más allá de las palabras. No obstante, puedo sentirlo. Me permito aquietarme y conocer. Yo soy Dios. Tú eres Dios. Todo es Dios.

¿Crees eso? ¿En serio? Porque si lo crees, no importa lo que enfrentes, encontrarás la Divinidad dentro de cada situación.

La razón y el propósito estarán ahí para que tú los reclames. Y no hará falta una crisis o una pandemia para que te des cuenta de lo poderosa que puede ser tu fe.

Acerca del autor

Trish Yancey, CSE, LUT, se desempeña como líder espiritual en Unity of Sebring, Florida. Ella es autora del libro en inglés The Heart of Prayer (El corazón de la oración) y otros libros para niños.

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