Expresar gratitud por medio de la alabanza y la acción de gracias en cualquier área de nuestras vidas produce resultados inmediatos.

A la imagen y semejanza de Dios

Según la Biblia, todos nosotros hemos sido creados a la imagen y semejanza de Dios. Nuestro ejercicio de gratitud comenzará con las palabras: Alabo y doy gracias por la imagen de Dios en mí.

No puedes repetir estas palabras con sinceridad por mucho tiempo sin sentir que un fluir de energía eleva todo tu cuerpo. Y, quizás por primera vez, comenzarás a apreciar quién y qué eres. Aunque puedas haber sepultado a tu ser real, tu identidad, en el lodo de la condenación y la ingratitud, éste pronto responderá a tus palabras, pensamientos y sentimientos de gratitud expresados por medio de la alabanza y la acción de gracias.

Para un enfoque refrescante al orar por otros, utiliza el mismo ejercicio de gratitud de la siguiente manera: Alabo y doy gracias por la imagen de Dios en ti.

La mejor ayuda que podemos dar a otro ser humano es reconocer con gratitud su verdadera identidad. Este ejercicio de aprecio, llevado a cabo en silencio y con sinceridad, a menudo cambia para bien la vida de la otra persona.

Jesús dijo que somos la luz del mundo. Pon a prueba este ejercicio: Alabo y doy gracias por la luz del mundo que soy y por mi habilidad siempre en expansión de permitir que mi luz resplandezca.

La práctica consistente de este ejercicio eliminará la oscuridad de la mente, el corazón, el cuerpo, los asuntos y llenará tu ser y el mundo de luz. Te será fácil hacer los cambios necesarios a esta afirmación para ayudar a que la luz llegue a la vida de otra persona.

El apóstol Pablo nos dijo que después que descubrimos nuestra identidad real, dejamos de permitir que el mundo de las apariencias nos arrolle y nos convertimos en un espíritu dador de vida.

A continuación una afirmación con la cual comenzar: Como espíritu dador de vida, alabo y doy gracias por poder estimular todos los centros que distribuyen la vida y la salud en mi mente, cuerpo y corazón.

O: Como espíritu dador de vida, alabo y doy gracias por poder liberar la energía de vida eterna en todo lo que me concierne. Cambio gozosamente mi manera de pensar, mi corazón, mi trabajo, mis relaciones personales y todo mi mundo gracias a la corriente de vida refrescante que distribuyo.

Y no te detengas contigo mismo: Como espíritu dador de vida, puedes enviar una corriente de vida llena de energía a la experiencia de otra persona.

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