La palabra "gracias" lleva consigo elegancia y sencillez. Crecí con las enseñanzas de Unity, y sé que tener una conciencia de gratitud es la esencia de mi ser. Tan así, que dar gracias es un valor fundamental en la declaración de mi misión personal —crear un estilo de vida de elegancia simple. Gracias es mi brújula, el latido de mi corazón, mi modo de vivir. Gracias es mi mantra, mi oración elegante y sencilla. Mientras más exploro el arte de dar gracias, más descubro su potencial infinito para cambiar vidas.

Mi fe en Dios y mi corazón agradecido han manifestado viajes alrededor del mundo, carreras gratificantes y lugares mágicos para vivir. Sin embargo, a temprana edad, tuve retos de salud. Mi cuerpo sufrió cirugías, accidentes de tránsito y enfermedades de uno u otro tipo. Incluso me salían magulladuras para las cuales no tenía explicación.

¿Qué era lo que no estaba entendiendo? En mis oraciones, le agradecí a Dios por mi vida y utilicé afirmaciones positivas para mi salud. ¿Qué más podía hacer para apoyar un mejor estado de bienestar para mi cuerpo, mente y espíritu? ¿Estaría en el poder de dar las gracias la respuesta para una mejor salud? Decidí hallar la contestación llevando a cabo un simple experimento. En vez de actuar con rabia, o como si nada hubiese pasado, ¿qué tal si me detenía en el momento en que tuviera una herida, sin importar cuán pequeña o grande pareciera? ¿Qué tal si reconocía la parte herida de mi cuerpo diciendo gracias? ¿Podría el dolor o la magulladura ser menor, o incluso ya no estar ahí?

Mi primer experimento ocurrió en medio de la noche. Me levanté de la cama, caminé hacia el marco de una puerta y me golpeé la nariz. De vuelta en la cama, me froté las manos y las puse sobre mi nariz. Le pedí disculpas y le di las gracias repetidamente por todo lo que hace por mí. A la mañana siguiente, no había magulladura ni dolor. ¡Nada!

¿Suerte de principiante? Quizás. En la siguiente ocasión, me encontraba en un salón de belleza cuando el abanico de techo se cayó y me dio un golpe en el antebrazo. Cuando la gente se acercó a mí, yo estaba dándome palabras de alivio y agradeciéndole a mi antebrazo. Nuevamente, no había magulladuras. No había dolor. Desde entonces, rara vez tengo moretones.

Las respuestas de mi cuerpo a los experimentos dieron pie a un nuevo capítulo en ThankYouology ("Gratitudlogía") —mi filosofía sobre el arte de dar gracias con pensamientos, palabras y acciones para transformar vidas. Noté que, mientras más le daba las gracias a mi cuerpo, más me respondía, y con mayor energía y vitalidad. Descubrí que dar las gracias a mi cuerpo me ancla en el momento presente y recibo más de la gracia de Dios. Sentir agradecimiento por mi cuerpo me mantiene enfocada en sus regalos divinos, en vez de en los síntomas que quizás esté experimentando. Siempre me ha asombrado la magnificencia de Dios en mi mundo externo. Ahora expreso esa misma reverencia hacia mi cuerpo; lo denomino "BodyThankYouology" ("Gratitudlogía del cuerpo").

Comenzamos con nuestros pensamientos; tenemos miles todos los días. ¿Cuántos pensamientos de aprecio le estás enviando a tu cuerpo? Considera lo que está escrito en Proverbios: "Porque cuales son sus pensamientos íntimos, tal es él". Buda declaró: "Nuestra vida es la creación de nuestra mente". La Peregrina de Paz lo resume de la siguiente manera: "Si te dieras cuenta de cuán poderosos son tus pensamientos, jamás albergarías un pensamiento negativo".

Sin importar cómo te sientas en este momento, ¿cuáles son tus pensamientos acerca de tu cuerpo? ¿Estás agradecido por todo lo que hace por ti? ¿Aprecias tus células, tus huesos y tus órganos tales como tu hígado? …

Puedes divertirte teniendo pensamientos de gratitud acerca de tu cuerpo con esta simple sugerencia: Haz una lista, desde la A hasta la Z, de adjetivos que comiencen con la misma letra que cada parte de tu cuerpo. Por ejemplo: brazo bonito, cerebro capaz, hígado hermoso. Utilizar adjetivos descriptivos aumenta el poder de tu agradecimiento hacia tu cuerpo y sus funciones. Una vez hayas creado tu lista de adjetivos de la A a la Z, utilízala para elogiar tu cuerpo con afirmaciones de gratitud. Un ejemplo simple es: "Gracias, corazón contento". Recita tus afirmaciones personalizadas en cualquier actividad, como caminar, subir las escaleras, conducir el automóvil y realizar tareas domésticas. Canta tus afirmaciones de agradecimiento si sientes hacerlo.

Si disfrutas de escribir poesía, intenta crear rimas de gratitud como ésta: Gracias a mi páncreas precioso y gracias a mi mirada maravillosa —¡valen mucho más que el oro!…

La Biblia no asegura que "para Dios todo es posible". Dios es la Fuente de todo lo que es y el poder creativo que lleva a la manifestación. Mientras más podamos darle las gracias a nuestro cuerpo, mente y espíritu, más podremos expresar nuestro agradecimiento a otros. Cuando apreciamos a otros, experimentamos un amor y un respeto más grandes en nuestras relaciones. ¡Imagina eso! 

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