Otra temporada navideña está sobre nosotros. En estos días se suele estar completamente anonadado por el brillo y la magia de la época, aun así, debo admitir que los últimos años han sido desafiantes en muchos sentidos. Este año no ha sido diferente. Con tanta agitación en el mundo de hoy, mi corazón puede desviarse fácilmente de la pureza y la calidez de la temporada.

Como resultado, me he encontrado contemplando la forma de poder volver a mi asombro infantil, propio de estas fiestas ante el dolor y el sufrimiento que ha ocurrido en el transcurso de este año. Tanta división sobre … bueno, casi todo.

¿Podemos nosotros mismos reconocer la conmoción en el mundo y al mismo tiempo comprometernos a irradiar paz y luz para encender la esperanza en quienes nos rodean?

Entonces se me ocurrió. Quizá sea precisamente por eso que debo trabajar para encontrar a mi niño interior y reavivar el espíritu de las fiestas dentro de mí. La temporada está marcada por tradiciones que simbolizan la esperanza. Estas tradiciones son construidas sobre la promesa de mejores días y mejores caminos.

Tal vez la esperanza despierte la calidez gentil y generosa de la estación dentro de nosotros cada año. Tal vez la esperanza alimente nuestra generosidad y compasión por nuestra familia humana. ¿Es posible que esta misma esperanza despierte nuestros pensamientos, palabras y acciones de tal manera que el optimismo de las fiestas se derrame de cada uno de nosotros en maravillosos actos de bondad y amor? Considero que, como mínimo, la esperanza debe ser un factor contribuyente.

Viviendo la esperanza en voz alta

Para que la esperanza continúe encendiendo un brillo interno en cada uno de nosotros, ¿no deberíamos asumir la responsabilidad de predicar con el ejemplo? ¿Podríamos encontrar en nosotros mismos reconocer la turbulencia en el mundo y al mismo tiempo comprometernos a emanar paz y luz para encender la esperanza en quienes nos rodean?

Creo que este puede ser nuestro llamado en esta temporada: hacer brillar nuestra luz interior de amor y esperanza para que todos la vean, conectarnos una vez más con la magia y la nostalgia de estos días y abrazar el amor infantil y el entusiasmo de la temporada.

Al hacerlo, no solo creamos esperanza para nosotros mismos y para aquellos en nuestros círculos, sino que también reflejamos esa misma esperanza en nuestras acciones. Estamos afirmando en nuestra actividad que la esperanza que nos alimenta se manifiesta como una efusión de generosidad y espíritu en todo lo que hacemos.

Miremos más allá de los disturbios de este año y volvamos a la esperanza. Que sea la estrella brillante que nos guíe a vivir en voz alta la expectativa que tenemos de mejores días y caminos.


Tomado de Una Navidad de luz y paz, un folleto de Unity.

Acerca del autor

Jim Blake se convirtió en director ejecutivo de la Sede Mundial de Unity en 2016 después de más de 20 años de experiencia en liderazgo ejecutivo con algunas de las empresas más innovadoras y de más rápido crecimiento en América del Norte. También ha sido un buscador espiritual nato y fue ordenado ministro de Unity en 2021. Visite iamjimblake.com.

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