Tan pronto como los niños tienen la capacidad para hablar, los padres comienzan a enseñarles palabras que necesitarán en sus vidas. En diversas culturas, la palabra “gracias” está entre las primeras. Mi madre nos enseñó a ser cordiales y a siempre decir “gracias”. En aquellos tiempos, cuando aceptaba una galleta y la miraba mientras sonreía y le decía “gracias, mamá”, jamás imaginé que el poder de la gratitud transformaría mi vida. Mi mamá pasó por tiempos difíciles. Mi papá murió cuando ella era joven y nosotros estábamos todavía muy pequeños. Ella nos inculcó el amor a Dios y que estamos protegidos de manera divina, aunque su fe se había visto sacudida por las tragedias y el estrés en su vida. Pese a los desafíos familiares, mamá se aseguró de que recibiéramos una educación sólida. Yo fui afortunada de tener trabajo con IBM justo al terminar la universidad, y hoy en día laboro como ejecutiva de cuentas vendiendo programas de computadoras para una compañía líder en servicios de educación.

Me encanta mi profesión, mas siempre he sentido que podía dar algo más al mundo. Entonces me llegó una idea. Vi en mi mente la frase “un agradecimiento a la vez”. Sabía que era un llamado a tomar acción, así que comencé a escribir una carta de agradecimiento cada día enviándosela a quien me hubiese ayudado. Comencé a hacerlo cada mañana y, en poco tiempo, me di cuenta de que esta práctica tan simple había cambiado mi vida. Me convertí en una persona más alegre, saludable y con menos estrés. Poco después de haber empezado a enviar estas cartas de agradecimiento, me di cuenta de las bendiciones a mi alrededor, tales como un espacio para estacionar que aparecía de la nada o encontrar un cliente nuevo. 

Ahora tengo una conciencia más plena de lo que ocurre en mi vida diaria, y siempre estoy buscando lo bueno en los demás, porque quiero encontrar el destinatario de mi próxima carta. Esta persona puede ser el dependiente de la recepción de un hotel que me haya ayudado, o el plomero que trabajó tiempo extra para arreglar un problema imprevisto. Cuando me di cuenta del poder transformador de escribir y compartir cartas de agradecimiento, me inspiré y lo compartí con el mundo. Escribí Spread Thanks! Create Miracles Through the Power of Ink (¡Esparce el agradecimiento! Crea milagros mediante el poder de la tinta) y comencé a ofrecer talleres. Entre otras cosas, comparto estos tres pasos sencillos: 

  1. Mantén una consciencia plena y préstale atención a la bondad.
  2. Envíale una carta breve a la persona que te ayudó o enriqueció tu vida.
  3. Observa cómo llega más bienestar a tu vida diaria en la forma de milagros de todas clases.

Recibo un mensaje casi a diario de alguien cuya vida ha cambiado gracias a esta práctica. He escuchado testimonios de personas de todas las edades, desde niños en kindergarten hasta jubilados. Me entusiasma que la gente se esté contagiando con el poder transformador de la gratitud. ¡Me dicen que eleva sus niveles de energía y mejora todo su día! Esparcir la gratitud nos cambia desde el corazón. Las bendiciones abundan cuando las buscamos todos los días. Comienza cada día con tus ojos y tu corazón muy abiertos, pensando en aquellas personas que te ayudarán. Di “¡gracias!” enviando tarjetas o cartas, y luego observa cómo aparecen milagros a diario en tu vida.

Acerca del autor

Elena Anguita comenzó a propagar la gratitud en 2017. Escribió un libro al respecto: Spread Thanks! Create Miracles Through the Power of Ink. Para más información, visita spreadthanks.com.

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