Mi maestro de conciencia plena

Hace varias semanas, miré por mi ventana y descubrí un venadito acurrucado contra el cobertizo de mi patio. Era pequeño y estaba solo. No se movió por varias horas.

Convencida de que algo andaba mal, y de que el venadito estaba a punto de sucumbir a una herida, enfermedad o desnutrición, llamé a la agencia local de control de animales para pedirles que intervinieran, lo salvaran, lo reubicaran o lo removieran si había muerto.

La mujer al otro lado de la línea no compartía mi urgencia. “Lo que probablemente sucedió”, explicó, “es que la madre lo acomodó allí y regresará para alimentarlo. Ella revisó el área y decidió que su patio era un lugar seguro. Ellos se irán en unos pocos días.”

Yo estaba preparada para una respuesta de acción o de indiferencia. No estaba preparada para enterarme de que realmente no había problema.

Hice una pausa y después de tartamudear, finalmente le pregunté, “¿Entonces qué hago?”

Ella, sin dudar, respondió: “Disfrútelo.”

Claramente ella no sabía con quién estaba hablando.

Me inclino por muchas cosas cuando soy confrontada por una situación inesperada o inusual: Aprendo de ella, trato de arreglarla o me preocupo. No hay problema. Mas ¿dejarla continuar su desarrollo a su manera y a su tiempo, apreciarla mientas ocurre? Realmente no.

El venadito se quedó más de una semana. La mayoría de los días lo veía en sus lugares favoritos del jardín, donde disfrutaba del sol matutino o escapaba del calor de la tarde buscando sombra.   Ocasionalmete veía a la mamá saltar la cerca hacia el patio para alimentarlo y acicalarlo.

Seguí el consejo que me habían dado y disfruté cada minuto de esto. 

Ningún tipo de esfuerzo, preocupación o preguntas, va a detener la vida o a congelar algún momento en el tiempo.

Hoy aquí, desaparecido mañana

Adicionalmente a echar un ojo al venadito, usé esta experiencia para darme una mirada más profunda a mí misma. Recordé las muchas veces que malgasté un momento presente hermoso, para rumiar en el pasado o preguntarme sobre el futuro. Pensé en cuántas veces he desaprovechado la vida por no estar en el presente.

Comprender que el tiempo del venadito en mi patio sería corto, me ayudó a enfocarme y a disfrutarlo. Me sentí agradecida cada mañana cuando corría las cortinas para verlo en mi jardín. Cuando me pregunté cuál sería el día que ya no estaría allí o si sobreviviría hasta la madurez y hasta si el fenómeno se repetiría la primavera siguiente, regresé al momento presente y a mi gratitud por el regalo frente a mí.  

“Aceptar la impermanencia de la vida es clave para la vida espiritual.” La Palabra Diaria, Carta del Editor,Teresa Burton.

Viviendo en armonía con la vida

Aceptar la transitoriedad de la vida, es una parte clave de la vida espiritual. El cambio es constante. Las relaciones evolucionan... unas cambian, otras culminan. Los niños crecen, se van de casa y construyen su propia familia. La juventud se esfuma. La gente vive y muere. Ninguna tipo de esfuerzo, preocupación o preguntas, va a detener la vida o a congelar ningún momento en el tiempo.

La clave para estar en paz es disfrutar de cada momento, aceptar los cambios y hacer amigos con transitoriedad. Y la mejor manera de hacerlo es mantenernos firmes en la fe, en la inmutabilidad y bondad absoluta de Dios. El cuidado, la compasión y la maravilla que sentimos por todo lo que hay en el mundo, tiene sus raíces en el amor divino. Ese amor es lo que nos acompaña durante las estaciones cambiantes de la vida.  

No podemos saber con anticipación lo que llegará a nuestas vidas o por cuánto tiempo permanecerán. Pero podemos aceptarlas. Podemos darle la bienvenida. Y las más dulces sorpresas, podemos disfrutarlas.

Acerca del autor

La Rev. Teresa Burton es la editora de Daily Word®. Es una oradora dinámica y escritora inspiradora, ella hace que las enseñanzas de Unity sean fáciles de entender y divertidas de aprender. Antes de responder al llamado al ministerio, trabajó como editora durante más de 25 años en varios puestos en publicaciones impresas y digitales.

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