¿Qué es el Silencio?

El Silencio es un lugar sagrado, un lugar de quietud y paz. No está muy lejos - está justo donde te encuentras ahora. Es justo donde estás cada vez que cierras las puertas de tus sentidos, calmas la importunidad de tus pensamientos y te vuelves a Dios. Cuando entras, el mundo exterior y sus problemas se desvanecen. Cuando te vas, tu cuerpo y tu mente se refrescan y restauran.

Un ejemplo del Silencio

El Silencio se experimenta a través de la práctica de la meditación. No es necesariamente la ausencia de ningún sonido a tu alrededor, sino un Silencio del pensamiento humano que trae paz al corazón agitado. En el Silencio, el ser entero se convierte en un lugar de oración, un templo santo construido en una colina. Allí conoces a Dios como una presencia viva y ti mismo como hijo de Dios.

¿Cómo experimentar el Silencio?

por James Dillet Freeman

En la preparación para experimentar el Silencio, trata de relajar el cuerpo y abrir tu mente. Recuerda, no puedes luchar en tu camino hacia Dios; sólo puedes dejar fluir y permitir a Dios llegar.

Conforme entras en la quietud, siente la presencia de Dios liberándote de la tensión. Deja que todo tu cuerpo, cada nervio, cada músculo, cada célula, se relaje y se libere. Donde sea que sientas tensión, relájate y déjate llevar. Si te sientes tenso en la frente, di "Relájate y déjate llevar". Si tus ojos se sienten tensos, di "Relájense y déjense llevar".

Si estás tenso en cualquier parte de tu cuerpo, di "Relájate y déjate llevar", hasta que, desde la parte superior de tu cabeza hasta las plantas de tus pies, estés perfectamente relajado. Este es el primer paso en la experiencia del Silencio.

Mantente en quietud

“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Salmos 46:10) Di esto en Silencio hasta que las palabras adquieran un nuevo significado, un significado vivo, y sientas el Silencio con toda tu mente y todo tu ser. Este es el segundo paso en la experiencia del Silencio, y quizá el más importante.

En la quietud, cuando tus pensamientos y sentimientos se han calmado y las puertas de tus sentidos se han cerrado, siente tu unidad con Dios. No es a través de tus poderes humanos o comprensión que encuentras las bendiciones de Dios, sino a través de dejar de lado tus dudas, de limitar tus reclamos personales y prestar toda tu atención a Dios.

“¡Quédate quieto y comprende que soy Dios!” Deja que este pensamiento llene tu mente por completo. Al estar cómodo, relajado y quieto, estarás en la presencia de Dios.

Una mejor manera

En la vivencia del Silencio, puedes encontrar útil el uso de afirmaciones. Ellas pueden ayudarte a dirigir tus pensamientos a Dios. Pero, mientras lo haces, no pierdas de vista el hecho de que hay un discurso más seguro que el de las sílabas, una comunión más alta que la de las palabras.

Dios escucha tus pensamientos más íntimos. Tu fe y tu amor hablan por ti, ayudándote a experimentar tu unidad con Dios. Tu fe y tu amor hacen de tu mente la mente de Dios, tu cuerpo, el cuerpo de Dios, tu espíritu, el espíritu de Dios, tu vida, la vida de Dios y tu voluntad, la voluntad de Dios.

Recuerda, amigo, no tienes que halagar falsamente ni coaccionar a Dios; El amor de Dios ya ha abarcado el cumplimiento de tus necesidades.

Usar pensamientos afirmativos

Al entrar en el Silencio, deja que tus afirmaciones te ayuden a cambiar. Úsalas para dirigir tus pensamientos, para que sean claros y agudos; entonces quédate quieto y escucha. Ésta es la voz de Dios que deseas escuchar.

Yo Soy la luz del mundo. Quédate quieto hasta que sientas que la luz del Espíritu fluye a través de ti y sobre ti. Quédate quieto hasta que te sientas inmerso en un mar de luz, hasta que sientas que todo tu ser está iluminado y elevado.

Tengo inteligencia divina. La mente de Dios es un depósito de buenas ideas que son tuyas para tomarlas, tuyas para usarlas. Abre tu mente a la inspiración de Dios. Estás vivo, despierto, alerta, alegre y entusiasta. Tienes inteligencia divina.

Todo el poder me es dado en mente y cuerpo. Siente el poder de Dios trabajando a través de ti para liberarte de cualquier influencia negativa. Eres un hijo de Dios. Tienes el poder de controlar tus pensamientos, revitalizar tu cuerpo, tener éxito y bendecir a otros. Desata el poder dentro de tu mente y cuerpo.

Tu unidad con Dios

En este momento de la quietud se percibe “un silvo apacible y delicado” (1 Reyes 19:12), no una voz humana, sino la voz de Dios —que habla como un conocimiento interno, una fuerte convicción y lleva a tu corazón que escucha, la seguridad de que todo está bien.

“Pidan, y se les dará, busquen, y encontrarán, llamen, y se les abrirá” (Mateo 7:7).

Has pedido, y las bendiciones llegan a ti libremente. Has buscado, y el camino a la perfección está siendo revelado. Has tocado, y las puertas del reino se abrieron. La plenitud es tuya. El poder para bendecir a los demás es tuyo.

(Extraído de “In the Silence” de James Dillet Freeman)

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