La gran plenitud de la vida IV

"La gratitud es la fuente de todo verdadero arte".

Joanna Macy, la gran erudita budista y ecofilósofa

Me encanta esta idea porque me recuerda que la gran plenitud de la vida es un viaje creativo, uno que estoy imaginando y expresando. Supongo que resueno tan profundamente con él porque es una afirmación de cómo he elegido vivir mi vida: ser un creador de belleza al inspirar y despertar a las personas a una mayor experiencia de su divinidad a través de la totalidad de la experiencia humana.

Con frecuencia en las tradiciones religiosas o espirituales se nos enseña a liberar o trascender la experiencia humana, a trasladarnos a un lugar de pura divinidad como si fuera un destino o algo a lo que aspirar. No para mí. Para conocer la pertenencia suprema que es la gratitud y hacer que fluya hacia la gratitud, necesito abrazar la alegría y el sufrimiento que son toda la vida. Es en ambas experiencias que encuentro el lugar de quietud donde Dios es yo y yo soy Dios.

No se trata de liberarme de ser humano. Se trata de la danza entre mi naturaleza humana y divina.

Debido a que este no es un viaje solitario, nunca debo olvidar que este baile es uno en el que participo contigo.

Experimento la gran plenitud de mi vida a través de las relaciones, al ser consciente de cómo nos relacionamos entre nosotros y con el universo. En nuestra danza, estamos explorando la fuente de nuestro verdadero arte: la fuente de nuestro poder para crear, sanando así el mundo. Al final, creo que esta es la verdadera naturaleza del agradecimiento.

La gran plenitud de la vida no es algo para lograr o aspirar. No es algo que deba dominarse, ni es algo en lo que tener éxito. La gran plenitud de mi vida es algo en lo que me apoyo con cada paso de mi danza humana.

Mientras que en esta práctica, estoy profundizando en todo en mi vida, incluso en las cosas que etiqueto como "lo bueno, lo malo y lo feo", y descubro un campo de tesoros, un suelo rico en nutrientes, "la fuente de todo verdadero arte". para crear belleza, entregándome al mundo tal como soy: bueno, verdadero y hermoso.

Afirmo que formo parte de una vasta y maravillosa pirueta que continúa eternamente, en cada momento, en cada rincón y con cada partícula del universo.

Mi agradecimiento se convierte en una celebración de la alegre expresión de mi ser. Es el corazón de mi creatividad y mis compasivos momentos de devoción.