Marco una pauta positiva en el mundo al honrar quien soy. Tengo presente que yo soy una expresión del amor divino. No permito que mi sentido de quien soy verdaderamente —una creación de Dios a lo largo del día— se vea abatido por los conceptos y palabras de otros. Cómo respondo al mundo refleja mi manera única de demostrar mi naturaleza crística. Yo soy una creación valiosa con un propósito divino.

Fomento mi desarrollo espiritual a través de mi conexión con el Espíritu. Desisto de cualquier tribulación, preocupación o inquietud, y descanso en un momento de comunión silenciosa.

Me expreso como el canal libre de amor divino que soy. El Espíritu me guía a marcar una pauta positiva en el mundo siendo quien soy y aportando mis dones únicos.

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