Cuando niños, muchos de nosotros aprendimos a cantar un himno de la escuela dominical que decía:

"Cuenta tus bendiciones.
Nómbralas una a una;
cuenta tus muchas bendiciones,
mira lo que Dios ha hecho".

Éste es un consejo excelente. Despertar por la mañana y quedarnos acostados tranquilos por un rato, simplemente sintiendo agradecimiento por las cosas maravillosas que podemos recordar, prepara nuestras mentes y nuestros corazones para el nuevo día. O tomar tiempo después de acostarnos para recordar las bendiciones que el día nos ha traído. Hacer una pausa en cualquier momento y decir: “Gracias, Padre”, por alguna bendición específica, sustenta y fortalece el alma.

Un espíritu de alabanza y acción de gracias es algo vital e indispensable para nuestras vidas diarias. No importa quiénes seamos, dónde estemos, la hora o la ocasión, siempre tenemos algo por lo cual estar agradecidos.

Con corazones perceptivos, podemos ver que Dios nos otorga mucho más bien del que necesitamos para nuestra existencia. La mera necesidad de abrigo es enriquecida con calidez y comodidad. El alimento que nutre nuestros cuerpos, también deleita nuestros paladares, a veces, es servido bellamente y, a menudo, es enriquecido con una conversación interesante en familia.

La luz, el aire y el agua pueden ser una necesidad, pero ¿y la canción que canta una noche de verano? La lluvia apaga la sed de la tierra y produce cosechas abundantes, pero ¿y los colores y fragancias de las flores que también son alimentadas por el agua? Éstas son adiciones encantadoras de la vida que derraman belleza y nos maravillan.

Mira tus necesidades y ve lo simples que son comparadas con tus bendiciones. Toma tiempo para enumerar todas las cosas buenas que tienes. Descubrirás que existe muchísima más belleza y muchísimo más bien en la vida que simplemente satisfacer propósitos prácticos. La mano generosa de Dios esparce regalos abundantes sobre el mundo entero, en cada vida, tocando con gracia y generosidad cada alma receptiva.

Las palabras que utilices en tu oración de acción de gracias no son importantes. Lo que es importante es que reconozcas tus bendiciones y sientas gozo y gratitud. Al tomar cada vez más conciencia del amor, la bondad y la beneficencia de Dios, te invadirá un sentido de gratitud tan edificante y abrumador, que las palabras y los sentimientos se unirán en un resplandor cálido de alegría y euforia. Descubrirás que el agradecimiento te saca de la depresión y la duda, y remonta tu alma a las alturas del gozo y la seguridad espirituales.

El bien en tu vida se expande proporcionalmente a medida que aprecias tus bendiciones y das gracias por ellas. La alabanza y la acción de gracias te harán más consciente del bien a tu alrededor, y tus pensamientos y oraciones se expandirán para incluir a otros. Sentirás la armonía divina con los demás a medida que alabas mentalmente el bien que ves en ellos;  porque nuestros espíritus siempre responden a lo que es bueno y verdadero en las personas y circunstancias.

Contar tus bendiciones te recompensa de maneras infinitas. Cuando comienzas a reconocer tu bien y das gracias por él, lo encontrarás en lugares inesperados. Al abrir tu corazón y tu mente a Dios, el bien vendrá a ti en cada experiencia y de cada persona. 

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