¡Qué maravilloso sería si cada día fuera Navidad! ¿Por qué no puede serlo? El espíritu de la Navidad puede y debe ser el espíritu continuo de diciembre 26, 27, 28 y hacia delante, a lo largo de los 365 días del año nuevo. Tal vez, la razón por la que el espíritu navideño parece perderse es que nuestros pensamientos y tiempo están fijados en las actividades externas. El énfasis ha estado en prepararnos para la Navidad, y no le hemos dedicado verdaderos pensamientos y tiempo al significado de la Navidad.

Una de las cosas más notables de la Navidad es que es un día recurrente; es una celebración continua, año tras año. Es un día que recordamos desde nuestra niñez; un día en el que creamos gozo y maravilla para nuestros niños.

Incluso cuando parece que hemos perdido el espíritu interno de la Navidad, haber perdido de vista el milagro de la Navidad, nunca es demasiado tarde para hacer que sea memorable para siempre por su luz espiritual, por el renacer de Cristo en nuestros corazones. Esta puede ser una Navidad que recuerdes para siempre, que se quede contigo, que vivirá en ti, que continuará contigo cada día de tu vida. La manera de hacer que sea una Navidad tal es buscar en lo profundo de tu corazón y alma al Cristo, dejar que tu corazón sea una cuna para el renacimiento divino.

Nadie necesita sentirse triste o solo en la Navidad, nadie necesita verse excluido de la alegría navideña, nadie necesita pensar que la Navidad es solo otro día; ya que todo el mundo—no importa dónde se encuentre, ya sea en medio de un círculo familiar, lejos de su hogar y amigos, ya sean jóvenes y fuertes o estén en una cama en el hospital— puede experimentar la alegría, la maravilla y el milagro de la Navidad.

La Navidad es una experiencia y un milagro internos, un milagro que tuvo lugar en Belén hace más de dos mil años, un milagro que se repite una y otra vez; tantas veces como los corazones humanos se despiertan, oran profundamente y encuentran el Espíritu de Cristo en su interior; la vida de su vida, sustancia de su sustancia, corazón de su corazón, aliento de su aliento ...

Todos los días pueden ser Navidad cuando tenemos presente el renacimiento de Cristo en nosotros y en el mundo. Cada día puede ser un día en el cual pensamos en los demás y les damos nuestro amor, nuestra amistad, nuestro tiempo, nuestra sustancia. Todos los días pueden ser un día en el que dejamos que nuestros corazones sean felices; en el que cantamos y nos regocijamos debido a la maravilla del amor divino manifestado en nosotros. Todos los días pueden ser un día en el que ya no buscamos milagros en el cielo sino que miramos con ojos abiertos los Milagros que nos rodean, las evidencias del Cristo vivo y amoroso.

Acerca del autor

Martha Smock (1913-1984) se desempeñó como editora de Daily Word por 35 años.

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