¿Qué es el Sabbat?

Un Sabbat es un tiempo para desconectarse y hacer contacto consciente con lo divino. No requiere un día entero. Podemos hacer una pausa, cerrar los ojos y volvernos hacia adentro por períodos breves para alinear con el Espíritu.

Volvemos de estos breves Sabbats renovados y con la claridad necesaria para lidiar con el estrés de la vida moderna.

Un ejemplo de Sabbat

Un verdadero Sabbat ocurre cuando nos tranquilizamos y nos mantenemos en quietud en nuestro propio interior. Un Sabbat nos brinda descanso para la mente, no necesariamente para el cuerpo físico. Es necesario para el bien de toda la persona, así como para la correcta ejecución del proceso creativo.

Para mantener el suministro de energía creativa, una persona necesita tomar un descanso de la extenuación de energía. Podemos observar un Sabbat en cualquier momento, porque es un estado de conciencia, un estado de descanso al que podemos ingresar cuando lo elijamos. No necesita reglas que dicten cuándo y dónde puede tener lugar.

"El sábado se guarda cada vez que entramos en la conciencia espiritual y descansamos de los pensamientos de cosas temporales. La oración nos lleva a un estado de reposo, o descanso. La oración nos libera del mundo físico, de la preocupación y el caos, nos da una sensación de paz y la confianza de que todo está bien”.—La Palabra Reveladora

Entendiendo el Sabbat como un estado de mente

por Charles Fillmore

(extraído de Guarda una Cuaresma verdadera)

El verdadero Sabbat es la conciencia de que hemos cumplido la ley divina tanto en el pensamiento como en el acto.

El Sabbat es algo exacto, definido. Es un estado mental en el cual el hombre entra o adquiere cuando él entra en el silencio, en el reino del Espíritu. Allí encuentra el verdadero descanso y la paz. El séptimo día significa la séptima o perfecta etapa de nuestro desarrollo espiritual.

El Sabbat como institución fue establecido por el hombre. Dios no descansa de su trabajo cada séptimo día, y no hay evidencia de que alguna vez haya cesado un momento en la actividad del universo. No nos peleamos con nuestro hermano por la observancia del Sabbat.

Si Él dice que debemos adorar a Dios en el séptimo día, o en el primer día, en cualquiera de los dos casos aceptamos. No sólo hacemos el servicio de Dios en alabanza, canto y acción de gracias en el séptimo día y el primer día, sino todos los días. En el verdadero Sabbat nuestra mente se dirige a Dios en todo momento, y siempre estamos listos para reconocer. Su santa presencia en nuestro corazón y en nuestra vida. "El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado".—Marcos 2:27


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