Recuerdo su profunda fe y confianza en Dios. Recuerdo su entusiasmo por tener a toda la familia unida para celebrar la Navidad. Recuerdo las muchas llamadas y videollamadas que compartimos cuando no podía celebrar con ellas en persona.

Tengo mucho que recordar sobre las mujeres maravillosas que agraciaron mi vida siendo mis abuelas. Este año será el primero que pasaré sin ninguna de ellas.

Mi abuelita María Elena falleció hace unos años. Mi abuelita Haydée falleció en el 2020. Las recuerdo especialmente durante las fiestas navideñas. Y mientras honro el dolor que siento por no poder llamarlas más para desearles una Feliz Navidad, también honro la forma en que lograron que mis días de fiesta fueran tan especiales.

Su regalo de Navidad para mí fue mucho más que las carteras y los cinturones que parecían regalarme cada año. Su regalo para mí fue ver la importancia de la familia y la importancia de Dios en mi vida.

Mi abuelita María Elena se iluminaba al hablar del verdadero significado de la Navidad. Para ella, no se trataba solo del nacimiento de Jesús. Ella siempre nos recordaría la maravillosa madre que debió haber sido María. Ninguna Navidad estaría completa sin una Novena en honor a María.

Mi abuelita Haydée era un poco más reservada acerca de su fe, pero también era profunda y era importante para ella. Su fe en Dios nunca flaqueó y ello se manifestó a través de su espíritu generoso y amoroso.

Recuerdos de amor

Una de las cosas que más extrañé cuando salí de Ecuador a los 7 años eran las grandes posadas preparadas por nuestras familias. Una posada es una reunión de seres queridos durante las semanas previas a la Navidad, como mínimo durante los cuatro domingos de Adviento.

Cantábamos villancicos, rezábamos juntos, comíamos y nos divertíamos. Por lo general, cada posada comenzaba con una canción que recrea el camino de María y José en busca de posada cuando María está a punto de dar a luz a Jesús. Una vez que todos han llegado, la familia se reúne alrededor del pesebre para orar y cantar.

Durante una visita a Ecuador, encontré y me enamoré de una exhibición de la Natividad. Todo en ella honraba mi herencia ecuatoriana, y todo en ella me recordaba el tierno amor de mis abuelas.

En 2019, decidí que crearía la tradición de las posadas para mi familia aquí en Florida. Saqué mi pesebre tallado en madera, preparé la famosa crema batida de chocolate y avellanas de mi abuelita María Elena, y oré y canté con júbilo. Entonces me di cuenta de cuántas de las tradiciones que adoraban mis abuelas me habían sido transmitidas.

Desafortunadamente, en el 2020 no hubo una posada con mi familia extendida. Pero este diciembre será diferente. Este diciembre, sacaré mi pesebre y decoraré la casa. Nuestra familia se reunirá. Haré la famosa crema batida de chocolate y avellanas de mi abuela. Y me aseguraré de que las fotos de ambas abuelas sean visibles mientras nos unimos para orar la Novena.

Cantaremos, oraremos y recordaremos. Recordaremos a las maravillosas mujeres que nos apoyaron y profundizaron nuestra fe. Las recordaremos y nos aseguraremos de que su legado perdure en nuestras tradiciones de Navidad.

Cantaremos, oraremos y recordaremos. Recordaremos a las maravillosas mujeres que nos apoyaron y profundizaron nuestra fe. Las recordaremos y nos aseguraremos de que su legado perdure en nuestras tradiciones de Navidad.

Sobre todo, mis abuelas me enseñaron la importancia de que los seres queridos se unan, ya sea en persona o mediante una simple llamada en un día especial como la Navidad. Especialmente este año, ese es un regalo de Navidad que me dieron y que apreciaré por siempre.


Extracto del folleto de Adviento de Unity, Una Navidad inolvidable.

Acerca del autor

El Rev. Juan del Hierro es ministro principal de Unity on the Bay en Miami, Florida, y ha recibido reconocimiento del Congreso por su trabajo por la justicia social.

 

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