Es desafortunado ver cuánta gente permite que sus pensamientos negativos y llenos de temor controlen sus vidas y su realidad. La verdad es que todos tenemos el poder para recuperar nuestras mentes y dirigir nuestra energía de una manera positiva, sirviendo tanto a los que nos rodean como a nosotros mismos. La gratitud nos lleva a lograrlo más rápidamente. Es un paso importante para desenredar nuestros hábitos mentales negativos.

Cualquier persona que viva durante toda su existencia sin darse cuenta de que la vida es una experiencia preciosa, milagrosa y única (o sin entender el valor de mantenerse presente con un corazón agradecido), no puede darse cuenta verdaderamente de lo que significa ser amado. Ser amado completamente no requiere que otra persona te ame. Este amor es una presencia que lo abarca todo en el aquí y ahora, y está en dentro de cada uno de nosotros todo el tiempo. Es un estado de receptividad que podemos acoger voluntariamente con un poco de práctica. Cuando vivimos con miedo por el futuro o con melancolía por el pasado, nos lo perdemos. Le pasamos por el lado al milagro del momento con ojos ciegos.

Sin embargo, mediante la gratitud, podemos acceder a la Presencia. Podemos recibir las bendiciones de estar vivos. Al abrir nuestro corazón y alinear nuestras mentes y pensamientos con sentimientos de gratitud, somos testigos del verdadero encanto de la vida. Es una magia indescriptible, única para cada uno de nosotros. Por otro lado, cuando no estamos alineados con la gratitud —cuando nos sentimos como víctimas, quejándonos de lo que ocurre, o culpando a los demás— nublamos nuestra visión y nos perdemos el universo milagroso en su totalidad.

Al aprender a decir "gracias" por todas las experiencias que tenemos, nos movemos desde un espacio de resistencia —en el que nos sentimos como víctimas— hacia un espacio de aceptación, en el cual podemos estar bien con el cambio e incluso acogerlo eventualmente. Este acto sencillo nos permite seguir hacia adelante con nuestras vidas a pasos agigantados. Desafortunadamente, la mayor parte del tiempo estamos tan ofuscados, ya sea evitando el dolor o sobreviviendo el día, que nos olvidamos decirnos a nosotros mismos: ¡Vaya! La naturaleza es una hermosa maravilla. La comida sabe deliciosa. Puedo ser la persona que quiero ser ahora. ¿Qué experiencia quiero tener a continuación?

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