En la quietud de la alborada, hay tiempo.

Tiempo para escuchar la canción en trino
y sentir la caricia del viento.

Tiempo para ver el ligero rubor del cielo
y oler la fragancia de la hierba fresca.

Tiempo para saborear la dulce madreselva
y ser parte del latido de la vida.

Bendecida la alborada
que llena los sentidos con su tiempo de paz.

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